viernes, 29 de abril de 2011

A d M 948

Blanco de extremos resonó el llamado. Ese silencio de negras en la cacofonía previa al estallido. Blanco como un nudillo apretado. Blanco como una hoja vacía. Un blanco que hablaba mas de una mente que de un color.

Un tiempo.

Al unisono descargamos toda nuestra frustración sobre absolutamente nada. Saltábamos, convulsos, entre destellos de colores lánguidos. Entre blancos, negros, azules, violetas y rojos. Destrudo-trance. Y alguien clamaba por ese hombre que nos iba a salvar a todos. Y alguien le contestaba que el mesías estaba conectado a 220v y su única labor era filtrar los audios que la maquina transmitía a tal volumen que parecía resonar en nuestros cráneos. Pero estábamos conscientes, entregando solamente la energía que recibíamos. Fluidos y eléctricos nos escurríamos en la marea que una vez fueron "los nuestros".

Estábamos eufóricos. Las cosas habían cambiado. Nosotros habíamos cambiado.

Desde este lado de la secuencia...
vibraciones e intensidad.
G

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