jueves, 7 de abril de 2011
Estigia
Convulsión desproporcionada. Los dedos se mueven solos, hacen ecos y muecas. Dibujan en tonos de gris sobre la desesperación y el ansia. Rozan con la tangente, pero jamas se sumergen. Enfocados en una linea recta de pensamiento. Avance directo hacia inciertos paramos descritos entre sueños proféticos ungidos con sal y arena. Un tiempo, después otro. Nuevamente se suceden en una cuasi iteración. Los dedos continúan por si mismos. Juegan con ideas de piel infinita abrazándolos. Suspendidos en una no-idea indescriptible. Fútil intento de observar lo informe con una lupa. Ademán de aplauso. Desgracias. De nada.
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