domingo, 6 de febrero de 2011

Bitácora Insomne I

Caminando por el desierto di con un árbol cuyas ramas se abrían en cien millones de abejas zumbando en los ojos de un brujo decapitado al recitar un río de letanías susurradas como caricias bajo el peso de las lapidas que mantenían el suelo quieto y, en silencio, auguraban tempestuosas las conspiraciones mas insolentes, desafiantes, imposibles. Eran una jauría de incongruencias ladrándose agolpadas so pena de ser olvidadas por nosotros, los que recordamos las tardes de verano en alguna costa lluviosa, mirando las olas ir y venir entre rayos y truenos y la fiesta del cielo en la tierra acabó como un cuello amoratado de besos enfebrecidos de astucias y matasanos estoicos alumbrando pares idénticos.

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