que desbordaba en manantiales
y lunas aureoladas
sueños recurrentes.
Divina electrocución de los sentidos
que de ella misma eran, para si,
en todos sus reflejos,
pétalos.
Intemporales acordes de asfixia
en la caricia de la deidad.
Inmanente instinto de existencia
circadia alrededor de sus frutos.
Tan alma
que era tierra fértil
y un vendaval de los mil demonios
la primavera y los otoños
dulce sopor amarantino
destilado en esporas que hacen su piel.
Tan alma que estaba y no estaba ahí
brillaba su materia en mil ojos-espejos.
Tan alma
que, en tonos de amanecer
se muerde, ouroborea, en la
neblina que antecede a Dioniso.
neblina que antecede a Dioniso.
-g
Pintura: Estefania Protti