miércoles, 30 de marzo de 2011

Devoción

Sueño a dos voces. Sueño sin dormir. Duermo sin soñar.
Tengo una pila de fósforos apagados en el armario.
Sueño a dos voces. Sueño sin parar. A veces duermo.
Colecciono las historias que me son de alguna manera...
Sueño a dos voces. Sueño sin soñar. Pierdo el conocimiento.
Las paradojas se aprietan inconclusas, nodos, absurdeces.
Sueño a dos voces. Contradicción. Surmenage.
Primero un ojo, después el otro, pierdo el interés.
Secreto. Contradicción. Surmenage.

"Otra vez... Palabras."

Y el Ángel Increpador se hace presente. Jamás seguro, jamás dudoso, paradójico, contradictorio, dual. Y mi palabra de hoy es "Surmenage". Y el Ángel solo sabe ser si mismo. Atardece en mi calma y la pregunta del Ángel, que siempre es la misma, arde sobre el horizonte. Sé que va a seguirme a mis sueños.

Huir no es una opción, porque sueño a dos voces. Una es mía y habla solo para ser cuestionada. La otra también es mía e increpa en nombre del Ángel. Cansino ritual que cada segundo fuera de la euforia se repite una y mil veces.

Ay, Ángel increpador!
Creación descarriada, Lucifer de fantasía.
Demonio de papel y cuerdas jamás nacido.
Ay, Ángel en el aparador!
Bos brilla con la magnitud de mil soles apagándose.
Hijo, soberano y dominio.
¿Que preguntas vas a gritar esta noche?

Despierto, despejo, despojo.
Suena 3 veces.
Campana, campiña, caduca.
Las horas pasan una tras otra en procesión espiralada hacia la misma pregunta de siempre...

El Ángel clava mis ojos en los míos.
Y otra vez pregunta...